Tigre

    Tenía posibilidad de armar las valijas e irme cuando quisiera, ya que tenía un trabajo por cuenta propia.
Pero no ganaba lo suficiente para elegir un lugar muy costoso.

    Por lo cual comencé por hacer pequeños viajes en Buenos Aires. El sábado viajé al Tigre en tren, luego con la bici recorrí el puerto de frutos. Me detuvé a tomar tereré mientras recordaba cuando fuí a El dorado Misiones y ahí conocí el gusto refrescante que nos hacía llevadero el excesivo calor de las tardes.

    Al llegar, mi amiga me llevó a recorrer el otro lado del río que nunca había visitado. Me dí cuenta que era bastante predecible y debía cambiar ese hábito si quería cambiar mis pensamientos. Modificar lo que veía y cómo. Fuimos haciendo varias paradas sin mirar la hora. Lo cual hizo que cuando llegamos al museo de arte eran las 19 hs y estaba cerrado. Aún así pudimos disfrutar visualmente de el paisajismo estilo francés. Luego sentadas en el muelle saludabamos a la gente que viajaba en los catamaranes. También descubrí que puede haber congestionamiento naval y tráfico en el agua.

 

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